lunes, 4 de mayo de 2009

LA ESCULTURA DEL RENACIMIENTO

1.- QUATTROCENTO (S. XV).En Florencia se realizó un concurso para las puertas del baptisterio. Se presenta hasta Brunelleschi pero gana un joven escultor: Lorenzo Ghiberti (†1.455), que tarda 24 años y cuando termina una, le adjudican la otra puerta, y empleó casi otros 20 años más.
Estas puertas están fundidas en bronce y recogen escenas del evangelio.


DONATELLO (†1.466) es el escultor más importante del s. XV italiano. Su obra, inquieta y llena de búsquedas, se dirige siempre a representar al hombre lleno de vida. Entre sus obras destacan un “San Marcos”, en una hornacina en la Iglesia de Orsamichele de Florencia y “El profeta Habaccua” o “Il Zuccone” de Florencia. Esta es la foto de la segunda.

También trabajó el Bronce: “El David” de Florencia y la estatua ecuestre del condottiero Gattamelata. Esta es la foto del primero.
En Toscana destaca JACOPO DELLA QUERCIA con las Puertas de bronce de San Petronio de Bolonia. Este es un detalle.
LUCA DELLA ROBBIA introduce la técnica del barro vidriado, como se puede ver en su “Virgen con el niño de Florencia”.

ANDREA DE VEROCHIO realizó el “Condotiero Colleone” de Venecia.


2.- QUINQUECENTO (S. XVI).

El centro artístico es Roma y el Papa se convierte en mecenas.
La figura más destacada es MIGUEL ANGEL BUONARROTI (†1.564). Tiene una personalidad llena de idealismo y rebeldía. Su obra es variada y compleja. Toda su vida transcurre en un ardiente misticismo platónico tras la búsqueda de la idea de belleza.
Es absolutamente inconformista. No le gusta ni Rafael, ni Leonardo
Utiliza, casi siempre, mármol blanco de Carrara, porque cree que es el que más se acerca a la belleza. Trabaja sobre él directamente, con rabia y con tremendos golpes.
Sus figuras siempre son grandiosas, son verdaderos titanes. Son el arquetipo del hombre. El tratamiento de la anatomía sólo es un camino, el pretexto, para lograr el ideal buscado.
Nació en Florencia, y sus primeras obras son bajo la protección de los Medicci.
Sus primeras obras son clásicas y se inspiran en los mármoles antiguos de sus mecenas. Destacan “La batalla de los Centauros” y “Virgen de la escalera”, que vemos en la foto.
Viaja a Bolonia y conoce la obra de Jacopo Della Quercia, que con su monumentalidad, provocará un giro definitivo a su obra.
Después se va a Roma, donde esculpe su primera “Piedad”, la de San Pedro del Vaticano.
Su obra más significativa de ese momento es el “David”, hoy en Florencia.
La obra que más le interesó fue el Mausoleo del Papa Julio II, que no pudo terminar porque el Papa no paraba de mandarle trabajos, entre ellos, la Capilla Sixtina. Cuando Julio II murió, su proyecto queda reducido a una sencilla tumba adosada a los muros de San Pedro, y que está decorada con “El Moisés”.


Más tarde, en Florencia, realiza la Sacristía Nueva de San Lorenzo y la Capilla funeraria de Julián y Lorenzo Médicci.

En los últimos años de su vida, su espiritualidad le llevan a verdaderos arrebatos religiosos. Se siente atraído por el tema de Piedad. Sus obras son más dramáticas como demuestra la “Piedad Rondanini”.
El expresionismo logrado es importante. Es el final de época y el inicio de otra. En adelante, el manierismo tomará esta vía desbordada como vehículo de la nueva expresividad.

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