jueves, 27 de marzo de 2014

España: la individualidad de Goya.

Francisco de Goya y Lucientes marca el tránsito entre el siglo XVIII y el XIX, una época con un contexto político muy difícil.
Su pintura no puede considerarse neoclásica. En su evolución pictórica se muestra como un innovador e investigador. Cultivó todas técnicas y géneros. Fue pintor de corte de los monarcas borbónicas.
Comenzó siendo un pintor inmerso en la corriente decorativa del Barroco. Ejecutó obras en un estilo próximo al rococó y sobrevivió sobrevivió al academicismo y al neoclasicismo, creando un estilo propio y personal.
Con sus últimas obras penetró en nuevos conceptos pictóricos del siglo XIX, a la vez que prefiguró muchos de los avances artísticos del XX.
Su anticipación favoreció el triunfo de la estética impresionista, además sus pinturas negras son consideradas precedente del expresionismo pictórico.
Trabajó temas que anunciaron el surrealismo y se adelantó al realismo al retratar a las clases sociales más pobres.
En su vida hay tres fechas claves:
  • 1.789: Carlos IV le convierte en Pintor de Cámara, lo que le dará dinero y prestigio.
  • 1. 792 : una grave enfermedad  lo dejó sordo. A partir de aquí cada vez se encerró más en sí mismo.
  • 1.808. la guerra de la Independencia lo sumerge en un mundo interior poblado de seres demoníacos y pesadillas.
     
Formación y primeras obras (1.763-1.781)
Esta etapa viene marcada por su formación barroca en Zaragoza, un periodo en Roma y las enseñanzas de Francisco Bayeu.
En ente periodo pintó la bóveda del coreto de la basílica de El Pilar, con el tema de la adoración de Dios por los ángeles.
En 1.774 se trasladó a la Corte donde pintó los cartones para la Real Fábrica de Tapices. Estas obras guardan un cierto gusto rococó. La mayor parte de las cartones los hizo en óleo sobre lienzo y se destinaron a decorar las paredes de El Escorial y El Pardo. Representan costumbres madrileñas de la época. En estas escenas se mezclan la nobleza y el pueblo ya que en ese periodo a la alta sociedad le gustaba vestir al estilo de majas y chisperos.
La gama de colores que emplea es rococó. Son colores suaves y armonizados. Tienen cierta elegancia, gracia y delicadeza.
Entre ellos destacan:
 La merienda a orillas del Manzanares




Este es El quitasol.

            
Etapa de madurez (1.781-1.814)

Empieza a trabajar como retratista para la Corte. Los retratos son fieles a la realidad y en ellos recoge además la realidad psicológica del personaje, detalles y hechos objetivos.
Retrata a los monarcas y familiares, demasiado humanos y casi decadentes. Pone más atención en mostrar los rostros que en los vestidos, en los que las pinceladas son meras manchas de color.
Sus retratos fueron muy numerosos.
Esta es la Duquesa de Chinchón, esposa de Godoy. La simpatía que sentía el autor por la modelo resalta en el cuadro. Su rostro fino y delicado refleja el mundo de intrigas y sin felicidad en el que vivió esta mujer. El fondo neutro y oscuro, muy típico de la pintura neoclásica de la época, hace que la figura se destaque de manera clara.


Estas son las dos majas, la vestida y la desnuda. Se cree que la modelo pudo ser la duquesa de Alba. Todo lo que en la representación del desnudo es factura apretada y precisa, se vuelve muy suelta en la vestida. Este nuevo tipo de retrato inspiró a muchos pintores franceses del XIX.





Esta es la reina Mª Luis de Maja.
 Lo pintó en el palacio de La Granja en 1.799, es una muestra de las dotes de feroz observación de Goya. La reina, que viste aquí el traje negro de las majas, con mantilla,  lazos rosas y abanico en la mano derecha, ha sido pintada por Goya sin modificar un ápice su escasa  belleza. El autor no era el tradicional retratista cortesano que dulcifica los rasgos de las personas reales.
Este es un retrato ecuestre de Carlos IV. El rey viste uniforme de coronel de la Guardia de Corps y monta un caballo casi monstruoso por su desproporción. Goya no era buen animalista, como lo demuestra el otros retrato de la reina Maria Luis.


Esta el la familia de Carlos IV de El Prado. Pintado entre 1800 y 1801, la pincelada de este óleo es vigorosa, resuelta y relega el dibujo a un nivel secundario.





















Destaca el cromatismo de los trajes: los blancos y dorados armonizan rabiosamente con las tonalidades rojas, azules y negras. Destaca sobre las demás el lujoso color dorado de la reina Mª Luisa y el rojo intenso del infante Francisco de Paula.
Goya iluminó la parte derecha del cuadro y dejó la izquierda en penumbra. Este contraste acentúa el brillo de las joyas y condecoraciones.
Este cuadro es un retrato colectivo que, dejando de lado las similitudes evidentes con las meninas, comparte aspectos con el retrato neoclásico (ordenación vertical de las figuras, ausencia de movimiento, etc.) Sin embargo no puede ser reducido a este estilo ya que renuncia al dibujo elaborado y se centra en el color y el estudio psicológico de los personajes.
La Familia Real se distribuye en tres grupos:
  • En el grupo central aparece el Rey y su esposa, junto con sus hijos pequeños, Mª Isabel y Francisco de Paula.
  • Encuadrado en la izquierda, está el futuro Fernando VII acompañado de su futura esposa, que por ignorarse quién sería, esconde el rostro. A su lado está el infante Carlos María Isidro, segundo en la línea sucesoria, y la hermana del Rey.
  • A la derecha está Antonio Pascual (hijo del Rey), las hijas del Rey (Carlota Joaquina y Mª Luisa Josefina), y el marido de la segunda (Luis de Borbón) y el infante Carlos Luis (hijo del matrimonio)
A la izquierda, detrás de un cuadro de grandes dimensiones, semioculto en la penumbra,  está Goya.
La poca profundidad y gran cantidad de personajes acentúa la sensación de falta de espacio.
El cuadro fue encargado por Carlos IV. Para llevarlo a cabo Goya realizó esbozos de cada uno de los personajes por separado. La gran incógnita que plantea este lienzo se centra en cuáles fueron las intenciones de su autor: ¿caricaturizar a la realeza española?, ¿criticarla? ¿o retratar a sus miembros tal como eran?.
Algunos historiadores del arte sostienen que Goya se sentía más cercano al pueblo y a la Ilustración y que esta obra es una sátira, sin embargo los reyes aceptaron la tela sin ninguna objeción. El artista fue fiel a sus modelos y penetro con sutileza en la psicología de los personajes.

En 1.799 publicó una serie de ochenta aguafuertes titulada Los Caprichos. En cada grabado incluye una leyenda que explica el contenido irónicamente. Estos comentarios sociales en forma de grabados didácticos contenían observaciones sobre realidades de la vida pública. Censuraban los vicios y errores humanos.



Los temas aluden a a las extravagancias y locuras de la sociedad de la época, al mundo de las brujas, los monstruos, la desgracia, etc.
En estos caprichos se reproduce una oscuridad negra y una luz blanca intensa, lo que crea fuertes contrastes y potencia los valores expresivos.






Goya también fue testigo de los horrores de la guerra de la Independencia (1.808-1.812). Realizados durante la contienda, en 1.863 publicó Los desastres de la guerra. Se trata de imágenes de la guerra, mutilaciones, matanzas, saqueos.
En estas estampas también destaca el contraste del blanco y el negro, lo que aumenta su dramatismo.



Las últimas obras de Goya (1.814-1.828)
En 1.814 realizó dos cuadros emblemáticos del enfrentamiento con los franceses: El dos de mayo de 1.808 y Los fusilamientos del 3 de mayo de 1.808. Se trata de dos obras históricas  donde no hay héroes. Ambos lienzos son de grandes dimensiones.

En el 2 de mayo el pueblo de Madrid se ha sublevado contra las órdenes de Murat. No hay en el lienzo predominio de unos personajes centrales , es todo el pueblo el que se enfrenta a la tropa invasora.  En aras del expresionismo que busca conseguir con sus obras, Goya ha violentado las formas físicas. Magistral es la expresión de pánico que asoma en las cabezas de los caballos.

 En los fusilamientos del 3 de mayo, la composición se organiza a partir de la iluminación con una función innegablemente dramática. La luz, que emana de una linterna colocada en el suelo, separa simbólicamente la zona iluminada donde se alinean los soldados. En la zona iluminada, la camisa blanca de uno de los insurrectos parece absorber toda la luz del cuadro con una fuerte carga expresiva y simbólica.
El pelotón de soldados, sin rostro, forma una diagonal cerrada que obliga al espectador a contemplar la escena desde el pelotón. Los fusiles preparados para disparar y la pierna retrasada indican que la descarga es inminente, ocultando sus rostros, el pintor los despersonaliza y los convierte en máquinas de matar.
Por contraste, las fisionomías de los ciudadanos anónimos adquieren una gran dignidad. Estos hombres, conscientes de que van a morir, adoptan las más diversas actitudes ante la muerte: se cubren el rostro con las manos, se muerden los nudillos, rezan... A su lado yacen sus predecesores.
Entre los insurrectos, el hombre de la camisa blanca levanta sus brazos y mira al frente. La postura recuerda al Cristo crucificado, y en las palmas de las manos se pueden apreciar sus estigmas; lejos de él, en la parte izquierda del cuadro, una mujer está sentada con un niño en sus brazos. Mediante estas claras alusiones a Jesús y a la Virgen, Goya abandona la "anécdota" para convertir su lienzo en un grito contra la irracionalidad de la guerra y, a la vez, en una expresión de esperanza en Dios y en la Historia.
En 1.826 hizo una serie de veintitrés estampas sobre la Tauromaquia, debido a su gran pasión por los toros, centrándose casi exclusivamente en loa animales y en los toros.



También hizo una serie de aguafuertes llamada Los disparates o proverbios (1.815-1.824), algunos basados en proverbios, en los que está presentes los monstruos y lo deforme. Están cargados de cierto surrealismo. Las etapas se van oscureciendo con fondos negros y crueles sobre los que destacan las figuras. Este es un rasgo común con las pinturas negras.




Para la decoración de las paredes de la Quinta del Sordo, su casa en las cercanías de Madrid, Goya realizó catorce figuras  entre 1.820 y 1.822. Se las denomina pinturas negras porque están envueltas en una siniestra negrura.
Son pinturas casi monócromas, de colores apagados, representan escenas nocturnas (aquelarres, misas negras y figuras casi monstruosas).
La técnica se basa en la mancha más que en la precisión anatómica o de perspectiva.
Estas obras interesaron a los surrealistas e impresionistas.
Esta obra se llama Dos viejas comiendo sopa.
File:Viejos comiendo sopa.jpg
Esta es El aquelarre.
File:El Aquelarre.jpg
La romería de San Isidro.
 File:La romería de San Isidro.jpg
Duelo a garrotazos.
File:Riña a garrotazos.jpg

File:Francisco de Goya, Saturno devorando a su hijo (1819-1823).jpg
Este es Saturno devorando a sus hijos. Saturno, Cronos en la mitología griega, devoraba sus hijos recién nacidos para impedir que alguno le destronase. Goya prescindió de los textos clásicos e hizo que sus hijos fuesen adultos. Saturno exhibe unos ojos extraviados y una boca bestial; sus dedos se hunden en el cuerpo que sostiene; su movimiento contrasta con el estatismo del cadáver. Impactan, sobre todo, la oscuridad que envuelve a la figura iluminada y el rojo de la sangre.

Estas pinturas negras, sin dejar claro si pertenecen a un programa unitario o no, parecen un descenso a los infiernos, protagonizadas por visiones de ultratumba, obsesiones y pesadillas.
Se caracterizan por el modelado abrupto, el empleo de las manchas y grumos discontinuos, la imprimación de fondo negro y la deformación de los cuerpos.











Su última época transcurre en Burdeos, a partir de 1.824, donde retrató la gente y la vida sórdida y miserable de su entorno. Estos cuadros están realizados con una pincelada amplia y libre, suelta y abocetada, rápida y escueta, de claro matiz contemporáneo.
Destaca La lechera de Burdeos.  Esta obra es un portento de dibujo y color. Parece presentir ya lo que sería la pintura de unos años después: el impresionismo.

Por estos años firma otra de sus obras maestras: las cuatro láminas de Los toros de Burdeos, realizadas en litografías en 1.826.
Plaza Partida
File:Plaza partida.jpg
Diversión de España.
File:Diversión de España.jpg
Bravo toro.
File:Bravo toro.jpg
El famoso americano Mariano Ceballos.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/6f/El_famoso_americano_Mariano_Ceballos.jpg
El 16 de abril de 1.828 falleció en Burdeos, donde fue enterrado hasta que sus restos fueron trasladados a España. Hoy descansan en la ermita de San Antonio de la Florida, que él pintó.

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